Observatorio

“Las redes sociales nos conectan y segregan al mismo tiempo”

En CyC Prisma entrevistamos a Matthew O. Jackson, el catedrático de la Universidad de Stanford considerado como el gran experto en el impacto económico de las redes sociales.

James Badcock
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¿Están todos los mercados afectados por las redes sociales y económicas?

Es difícil encontrar mercados en los que los patrones de relaciones no importen. Los clientes y socios comerciales existentes pueden ayudar a las empresas a ampliar sus redes. Esto puede dar lugar a ventajas espectaculares de algunas empresas sobre otras que podrían tener poco que ver con sus productos básicos. Quizás lo más dramático en los últimos tiempos es que vemos la importancia de las cadenas de suministro, donde la dependencia de una empresa de otra y de otra más puede provocar una escasez de algún insumo, por ejemplo, de microchips, y provocar una escasez generalizada de bienes en todo el mundo. La importancia de las conexiones también importa a nivel personal de empleo, ya que muchas de nuestras oportunidades de ser entrevistados para un trabajo provienen de amigos y conocidos, y dos personas con habilidades y antecedentes similares, pero con redes diferentes, pueden experimentar resultados dramáticamente distintos en términos de posibilidades de empleo y avance en sus carreras.

¿Significa esto que las comunidades vulnerables inevitablemente quedan más aisladas y su abandono se convierte en una profecía autocumplida?

Puede haber fuertes retroalimentaciones en las redes y la falta de conexiones que brinden oportunidades puede conducir a resultados autocumplidos. El hecho de que muchos trabajos se obtengan a través de contactos sociales significa que, si los amigos de una persona están desempleados, entonces esa persona tiene menos posibilidades de estar empleado, lo que lleva a que los amigos de esa persona tengan menos posibilidades de estar empleados, y así sucesivamente. Por lo tanto, el empleo termina estando correlacionado entre amistades y dentro de las comunidades. Esto puede tener efectos de retroalimentación adicionales, ya que los niños en áreas con mayor desempleo tienen menores incentivos para educarse y buscar empleo. Este tipo de trampas de pobreza pueden ser muy difíciles de superar.

 

¿Cómo funcionan las redes entre entidades financieras conectadas en caso de crisis o pánico bancario?

Las interconexiones entre las instituciones financieras son generalizadas y fuertes. Esas relaciones conllevan beneficios ya que ayudan a los bancos y otras instituciones financieras a distribuir riesgos y recaudar capital para inversiones. Sin embargo, esas conexiones también pueden conducir al contagio, especialmente si muchos bancos están expuestos a las mismas inversiones al mismo tiempo y enfrentan estrés por retornos inesperadamente bajos de esas inversiones. La iliquidez de un banco puede provocar entonces una escasez de fondos para sus acreedores, que ya están bajo presión y, por lo tanto, también son vulnerables a volverse insolventes. En la crisis financiera de 2008, muchas instituciones financieras tenían grandes exposiciones a hipotecas subprime que estaban generando grandes pérdidas, y muchos bancos dependían de otros bancos a través de diversos tipos de deudas y valores derivados. Sin los rescates gubernamentales que se produjeron y la liquidez que varios bancos centrales intervinieron para proporcionar, el contagio podría haber sido aún más catastrófico. La red es necesaria para una inversión y una asignación de capital rápidas y eficientes, pero también genera peligros de contagio. Cualquier institución financiera determinada sopesa sus propias pérdidas potenciales al realizar inversiones, pero no sopesa las posibles consecuencias que se producirían si sus bajos rendimientos condujeran a fallas en cascada en la economía en general.

 

¿Qué le enseñó la pandemia respecto a sus teorías?

Por un lado, fue una epidemia muy clásica que la ciencia de redes conoce perfectamente. Sin embargo, hubo nuevos giros en la forma en que progresaron las cosas a medida que las personas y los gobiernos reaccionaron cambiando sus comportamientos de manera que alteraron el contagio. Por ejemplo, los confinamientos ayudaron a frenar la propagación de la enfermedad. Sin embargo, estos se llevaron a cabo de manera no coordinada en todas las regiones y jurisdicciones políticas. Esto llevó a que los confinamientos fueran mucho menos efectivos y más costosos de lo que podrían haber sido. Esto deja muy claro que el mundo necesita una coordinación mucho mejor en el manejo de las enfermedades en el futuro. Esto implica compartir información rápidamente, ya que las enfermedades son mucho más fáciles de tratar en etapas tempranas y con mejores proyecciones si las cosas avanzan. También implica coordinar políticas a través de fronteras locales y nacionales, ya que cerrar escuelas es mucho menos efectivo si los lugares circundantes no hacen lo mismo. Una mayor cooperación entre los gobiernos podría haber dado lugar a mejores resultados con mucho menos daño. Desafortunadamente, las personas olvidan rápidamente y pasan a otras cuestiones, y la humanidad corre el peligro de no estar preparada ni coordinada para abordar la próxima pandemia. 

 

¿Ha considerado cómo la tendencia de las personas a formar grupos con ideas afines se amplifica a medida que interactuamos cada vez más a través de las redes sociales?

Sí, gran pregunta. La homofilia, la tendencia de las personas a asociarse con otras que tienen características similares, es un fenómeno humano muy generalizado. Las personas tienden a tener más probabilidades de ser amigas de otras personas de edades, género, nivel educativo, religión, etnia, perspectivas políticas similares, etc. Hay muchas razones para ello, incluida la forma en que están estructuradas nuestras comunidades, escuelas y lugares de trabajo, pero también porque las personas se sienten más cómodas con otras que tienen una cultura, creencias y conocimientos similares. La amplificación potencial a través de las redes sociales proviene del hecho de que varias plataformas nos hacen más fácil que nunca encontrar y comunicarnos con otras personas que son muy similares a nosotros, compartir información con ellos y encontrar fuentes de noticias que estén de acuerdo con nuestros puntos de vista. Esto se amplifica aún más a través de los algoritmos que subyacen a muchas redes sociales en línea que intentan deliberadamente conectar a las personas más similares y que ya tienen muchos amigos en común. Esto conduce a una paradoja fascinante: podemos estar más conectados y también más segregados que nunca, al mismo tiempo. 

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